La paternidad y la maternidad, son de los trabajos más complejos, y cuanto más te familiarizas con tu propio estilo de crianza, incluyendo aspectos como la disciplina, te vuelves más consciente de cuándo realmente conectas con tu niño, niña o adolescente. Al hablar de temas serios o sensibles con ellos, es crucial evitar reacciones exageradas y mantener una actitud calmada, evitando ser demasiado permisivo o demasiado estricto. Mantener la compostura y ser paciente facilita que tus hijos expresen sus ideas y experiencias, y también les permite entender mejor tus perspectivas.

En términos de estilo parental, existen dos cualidades esenciales que lo definen: aceptación y exigencia. Estas se representan en una cruz que divide los cuatro enfoques principales:

  1. Exigencia (norte): Ser firme en las normas y los límites que estableces.
  2. Frialdad y Seriedad (este): La combinación de exigencia y seriedad crea una comunicación efectiva pero distante, que puede no ser útil a largo plazo.
  3. Aceptación (sur): Ser relajado y abierto, brindando espacio a tus hijos para que se desarrollen sin presión.
  4. Calidez y Aceptación (oeste): Expresar afecto y apoyo, lo cual promueve una relación más emocionalmente enriquecedora.

La clave está en equilibrar estas cualidades para fomentar un ambiente de tranquilidad, exigencia y aceptación, sin llegar a ser excesivamente permisivo o demasiado frío.

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