Hoy en día, existen cientos de millones de videos pornográficos gratuitos y de fácil acceso que, en el mejor de los casos, representan contenido misógino, humillante y degradante, y, en el peor de los casos, contienen imágenes de agresión sexual, violación e incluso incesto.
Además, la pornografía en realidad virtual (VR)—donde el usuario puede estar completamente inmerso en su entorno—ya está disponible y avanza rápidamente. Un número creciente de niños posee plataformas de videojuegos VR que están conectadas a internet.
Para los adolescentes, hay una relación significativa entre el uso frecuente de la pornografía y los sentimientos de soledad y depresión severa.
Los menores que ven pornografía y otros medios sexualizados son más propensos a aceptar la violencia sexual y a creer en los “mitos sobre la violación” (es decir, que las mujeres disfrutan siendo violadas).
Un estudio con jóvenes de 14 a 19 años reveló que las mujeres que consumen videos pornográficos tienen un riesgo significativamente mayor de ser víctimas de acoso sexual o agresión sexual.
Extraído de: https://culturereframed.org/the-crisis/#
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