La pubertad es una etapa de cambios profundos en la vida de nuestros niños, niñas y adolescentes. Durante este periodo, es común que no siempre escuchen o sigan las indicaciones que les brindamos para prevenir problemas importantes. Esta falta de atención o interés puede llevar a situaciones en las que como padres, madres o tutores, nos sintamos frustrados o enojados. Sin embargo, es crucial abordar estos momentos con comprensión y responsabilidad, evitando respuestas juzgativas o perjudiciales que puedan dañar la relación con ellos.

La importancia de un enfoque comprensivo

Aunque es normal sentir frustración cuando nuestros consejos no son atendidos, la manera más efectiva de enseñarles a valorar estas señales es a través de nuestro propio ejemplo. Es esencial que seamos conscientes de nuestras propias reacciones físicas y emocionales ante situaciones de tensión. Reconocer señales como cejas levantadas, mandíbula tensa, hombros rígidos, puños cerrados o cambios en la respiración nos permite tomar un momento para reflexionar sobre lo que estamos sintiendo y por qué.

Al compartir estas experiencias con nuestros hijos e hijas, les estamos brindando una valiosa lección sobre la auto-reflexión y la gestión emocional. Les enseñamos que es normal experimentar tensiones y emociones intensas, pero también que es posible manejarlas de manera saludable. Esto no solo les ayuda a entender mejor sus propios sentimientos, sino que también les proporciona herramientas para enfrentar los desafíos emocionales que puedan surgir durante la pubertad.

Estableciendo un rol de modelo

Ser un modelo positivo implica mostrarles a nuestros niños, niñas y adolescentes cómo manejar el estrés y la tensión de manera constructiva. Cuando compartimos con ellos cómo nos sentimos y cómo planeamos responder a esos sentimientos, les estamos proporcionando un ejemplo práctico de autorregulación emocional. Esta es una habilidad crucial que les servirá no solo durante la pubertad, sino a lo largo de toda su vida.

Además, es importante recordar que nuestros niños, niñas y adolescentes están observando y aprendiendo constantemente de nuestras acciones. Si mostramos una actitud abierta y respetuosa hacia nuestras propias emociones, es más probable que ellos adopten una postura similar cuando enfrenten sus propios desafíos.

Más allá de la pubertad: Preparando a nuestros hijos para el futuro

La pubertad es solo una de las muchas etapas de desarrollo que atravesarán nuestros hijos. Prepararlos para esta etapa implica más que solo hablar sobre los cambios físicos que experimentarán. También significa equiparlos con las habilidades emocionales y mentales necesarias para navegar por las complejidades de la adolescencia y la adultez. Esto incluye enseñarles a reconocer sus propias señales de alerta, a reflexionar sobre sus emociones y a comunicarse abierta y honestamente sobre lo que están experimentando.

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