
La Cultura Familiar en Niños, Niñas y Adolescentes
Cada familia tiene una cultura única, y las experiencias vividas con padres y madres marcan profundamente la forma en que niños, niñas y adolescentes ven el mundo y, en particular, temas como la sexualidad. Es común que adoptemos las actitudes y prácticas de nuestros padres, ya sea en la forma de expresar cariño o en la comunicación sobre temas personales y de sexualidad. Esta herencia cultural, junto con el trasfondo familiar, puede influir en cómo transmitimos ideas y valores a nuestros hijos y cómo ellos entienden y procesan la información relacionada con su desarrollo personal.
Autoestima en niños, niñas y adolescentes
La autoestima es la confianza en las propias habilidades y el reconocimiento de la valía personal. Desarrollar la autoestima en niños, niñas y adolescentes es esencial, ya que durante este proceso ellos exploran diferentes aspectos de su identidad y habilidades. Esta etapa es clave para que puedan enfocarse en sus cualidades, talentos y fortalezas internas, en lugar de compararse con sus compañeros o con los estándares de una sociedad hiper-sexualizada. A medida que fortalecen su autoestima y confianza, los adolescentes se sienten más seguros y satisfechos con quiénes son.
La Objetivización en la Cultura Moderna
En una cultura donde predomina la hipersexualización, los niños, niñas y adolescentes enfrentan el reto de entender términos como objetificación, auto-objetificación y pornificación, conceptos necesarios para que puedan identificar y poner nombre a las influencias que afectan su desarrollo. La objetificación implica ver a una persona como un objeto o una cosa, en lugar de un ser humano completo con cualidades y derechos individuales. Mientras tanto, la hipersexualización presenta a las mujeres y niñas en particular como objetos de deseo sexual, afectando cómo las percibe la sociedad.
Seguridad Personal para Niños, Niñas y Adolescentes.
La seguridad personal es fundamental para proteger nuestro cuerpo, información y sentimientos, especialmente en un entorno digital en el que interactuamos con personas de distintos niveles de cercanía, ya sean amigos, familiares o desconocidos en redes sociales. Este concepto es esencial para que niños, niñas y adolescentes aprendan a protegerse en línea, manteniendo ciertos límites y conocimientos que previenen riesgos de manipulación o abuso.
La normalización de la cultura de la violencia en nuestros niños, niñas y adolescentes.
La normalización, según Cordelia Anderson, fundadora de «Sensibilidades y Servicios Preventivos», con más de 40 años de experiencia en el campo de la salud sexual y reproductiva, es el proceso mediante el cual una idea, concepto o comportamiento se acepta socialmente hasta el punto en que se percibe como algo natural o preferible. Cuando la normalización ocurre, las conductas, incluso las tóxicas, dejan de ser cuestionadas, lo que dificulta que los niños, niñas y adolescentes puedan decir «no» a actividades sexuales o comportamientos con los que no se sienten cómodos. Esto los vuelve vulnerables a la explotación sexual, ya que lo que antes se consideraba inapropiado ahora se ve como algo común.
Enseñando relaciones saludables a nuestros niños, niñas y adolescentes
Los niños y niñas jóvenes suelen tener poco conocimiento sobre temas como el sexo y la sexualidad, lo que significa que no siempre comprenden lo que implica una relación sexual saludable. Si se exponen a contenido pornográfico antes de haber experimentado algo tan sencillo como su primer beso, un abrazo afectuoso o una relación íntima adecuada, esto puede tener un impacto considerable en su desarrollo emocional y afectivo. La pornografía presenta una narrativa distorsionada, donde las mujeres son tratadas como objetos sexuales desechables, lo cual se refuerza con la hipersexualización en la cultura popular.
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